lunes, 27 de septiembre de 2010

Minerales alucina: Una seta en la mochila

(particular homenaje a José Antonio Labordeta)

Cansada Minerales, Tobías tomó las riendas. El desayuno de torreznos coincidió con las primeras lluvias otoñales y allí que se fue Tobías a por setas. El ansia de coger setas para hacer un revuelto hizo que Tobías prescindiera de su guía micológica de Everest y que recurriera a su panfleto caducado del Kilimanjaro. Las alturas no le sentaron bien.

Omitió este último detallito a Minerales que se encontró con un revuelto setero nada más levantarse de aquel cansado viaje en autobús,

Así que Minerales empezó tomándose lo que creía que eran boletus y terminó haciendo un programa piloto, a lo Labordeta, de “Una seta en la mochila”

Tobías, juez y parte del seticidio, también fue integrante del viaje que entonces emprendió Minerales. Su cabeza verde fue, seguro, que azul por momentos y se convirtió en un globo terráqueo. Su gerreaquel, gps que solo tienen las muñecas de trapo que viven en La Manga, terminó por desprogramarse y nuestra siempre peculiar protagonista empezó a alucinar sin sentido por unos sitios de lo más curiosos.
Con el paraguas en mano, Minerales Poppy, patrocinada claro está por el bar de la Plaza de la Concepción de Cáceres, cogió un poco de Oxígeno, nuevo patrocinio de bareto (los viajes alucinógenos si están patrocinados, mejor) y se dispuso a conocer un montón de lugares.

Empezó por el pueblo más pesimista de cuantos visitó. Leperdí. Se tuvo que ir pronto porque le daban ganas de llorar, y claro, para llorar pues debería irse a otro pueblo. Así que terminó llorando en Alcoholyvendas y le curaron. Eso sí, allí se lo rifaban porque todo el pueblo tiene su propio botiquín.

Se fue hacia el norte, primero a Pontemedias, donde como es normal hacía mucho frío, especialmente en las piernas. Y después a Caféruel, donde estaba el mayor IN (índice de nerviosismo) de toda España. Bajando, apareció en Salacoja, donde una mujer, a lo Gremlin, luchaba por evitar, con una sola pierna, que la sal la convirtiera en una bruja.

Terminó en Divorciar de Cáceres, lugar donde los abogados campaban a sus anchas, y en Mudanzasmaría, donde la polea había sustituido a los mozos para llevar el PinoMarro.

Y hubiera seguido más al sur si no se hubiera terminado el efecto de las setas, algo que Minerales jamás volvería a probar y que Tobías tampoco.

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